domingo, 3 de agosto de 2025

Las causas del juicio a las naciones en el libro Amós.


    
Hubo un hombre de Judá, que vivió en épocas del rey Uzías de Judá. 
El habitaba en las colinas de las aldeas del desierto de Judá llamada Tecoa, en el Neguev. 
En un claro día se paseaba detrás de sus bueyes. Quienes trillaban la tierra para sembrarla. 
En esta zona también había un sembradío de higos silvestres. 
Los árboles de higo estaban llenos de frutos. 

Este hombre es Amós. En ese momento este pastor de bueyes y agricultor de Tecoa, fue llamado por Dios, cuando pastoreaba sus bueyes y recogía higos silvestres, para anunciar juicio a las naciones, incluyendo a Jerusalén, Israel y Judá. En esa época reinaba el rey Jeroboam en Israel. Este hombre sin ser sacerdote o levita, fue llamado en un tiempo, que callaban a los profetas y no les dejaban hablar los mensajes de lo porvenir.


El libro de Amós, comienza con un juicio directo a Jerusalén, ciudad que ya estaba en Canaán, cuando Israel conquista a Canaán. Judá permitió que Jerusalén habitara con ella y no la destruyó, como hizo con las otras ciudades. Al transcurrir el tiempo Dios les hace juicio. El profeta señala una serie de Juicio a las naciones, y Dios declara su sentencia de juicio irrevocable, por dos y las muchas veces. Y esta cuarta vez, por haber transgredido sus leyes. Los juicios se desarrollan en lo siguiente:


Capítulo 1

Juicio a las naciones.


A Siria; porque en Damasco oprimieron a Galaad, torturándolos cruelmente.

A Gaza; porque Gaza, se llevó a todo el pueblo cautivo para entregárselo a Edom.

A Tiro; porque, Tiro entregó a todo un pueblo cautivo, en complicidad con Gaza a Edom. Sin pensar que Israel y Edom eran hermanos, irrespetando el pacto de la ley.

A Edom; porque persiguió con la espada a su hermano hasta matarlo, sin importarle que es su hermano, violando el principio del parentesco que los une por su sangre, con toda su furia siempre le ha robado por venganza, y perpetuamente le ha guardado el rencor.

A Amón; porque para ampliar sus terrenos, fueron capaces de abrir el vientre de las mujeres embarazadas de Galaad, para dejarlas sin descendencias, sin la posibilidad de poblar su tierra en su heredad.


Capítulo 2. 

El juicio a Edom, Judá e Israel.


A Moab; Dios nunca molestó a Moab, aunque ellos permanecieron en su idolatría, sin embargo, esta vez le aplica el juicio; porque quemó los huesos del rey de Edom hasta incinerarlo. Este hecho de Moab desagrada a Dios.

A Judá; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas. Antes bien, anduvieron en sus errores y mentiras, igual que sus padres en la vanidad de sus ídolos.

A Israel; porque vendieron al justo por dinero, y al pobre por un par de zapatos.

Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos. Sobornan a los jueces, torciendo el camino de los humildes, que no pueden defenderse. El hijo y su padre llegan a la misma joven, profanando mi Santo Nombre.


Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino que obtienen de las multas a los viñadores, beben en la casa de sus ídolos.


Dieron de beber vino a los nazareos, y a los profetas les prohibieron hablar, diciéndoles: no nos profetices.


Capítulo 3. 

Las cláusulas rotas del Pacto con Israel.


Israel no estuvo de acuerdo con las palabras de Dios.

Se negaron a escuchar lo que él envió a anunciar del porvenir.

Le han ordenado no profetizar a sus profetas.

Se negaron a escuchar a sus profetas que les advertía del juicio.


Capítulo 4.
Juicio a Samaria.


A Samaria; oprimes a los pobres y explotas a los desposeídos; dicen a sus señores: Traigan, y beberemos.

En Samaria el juicio es por opresión, explotación y libertinaje, idólatras e hipócritas. Quebrantaron el pacto de Dios. Y Evaden, hacen caso omiso al castigo.


Capítulo 5. 
Lamento de Dios por Israel.


Un lamento para que busquen a Dios y vivan.

Un lamento por la injusticia, por hacer lo malo, por las celebraciones de las fiestas y su ida al cautiverio.


Tanto el rey como el pueblo cambiaron su lugar de adoración. A pesar de Dios mostrarles su tabernáculo del cielo, en la tierra, ellos prefieren llevar al tabernáculo de su propio dios. Ellos observaban las estrellas desde el desierto, e hicieron un ídolo de esta, llamada Moloc y Quiún”. Que ellos fabricaron de lo que se imaginaron de Moloc y Quiún, que eran ídolos en forma de estrella, una imagen del cielo que ellos mismos habían convertido en objeto de adoración”. “Dios les dice: ¡Búsquenme a mí!, que yo fui quien hizo a Pléyades y el Orión, las estrellas que ustedes adoran.


Capítulo 6. 
El juicio a los príncipes de las naciones de Israel.


Abusan de su poder, no consultan a Dios, hacen alianza con otras naciones, sin la voluntad de Dios, no le prestan la ayuda al pueblo, ni les importa si están en ruina, mientras ellos disfrutan de sus placeres y creen que han conseguido su poder con su propia fuerza.


Capítulo 7. 
Juicio al rey Jeroboam de Israel.


Dos y más veces ha retractado su juicio. Pero esta vez no los tolera más. Amós les profetiza y les dice que Dios le ha Dicho: Pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel, quitaré lo torcido; porque no lo toleraré más, procederé hacer justicia y juicio. Los lugares altos de Isaac serán destruidos, los santuarios de Israel serán asolados, y me levantaré sobre la casa de Jeroboam. En ese tiempo, prohíben profetizar a Amós, en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del reino. A Bet-el, la habían constituido el santuario donde el rey iba a adorar a los ídolos y por supuesto todo el pueblo, por cuanto dice el sacerdote Amasías que la tierra no puede soportar las palabras de Amós, sobre su juicio. Por consiguiente, Amós le explica profetizando a Amasías, que ese mismo juicio caerá sobre él. Dios le hace juicio al rey Jeroboam, y su castigo sobre su descendencia. Este hizo lo malo ante los ojos de Dios, igual que sus antepasados.


Capítulo 8. 
Determinación del juicio de Dios a Israel.


Escuchen esto, los que explotan a los desposeídos, y arruinan a los pobres de la tierra, en el comercio injusto.

Se preguntan diciendo: ¿Cuándo pasará el mes de fiesta, para poder vender el trigo? ¿Y en la semana después del día sabático? Para poder abrir los almacenes de pan. Maquinan diciendo: Reduciremos la medida, y subiremos el precio. Y alteraremos las medidas de la balanza.

Y dicen: Para que los pobres compren y gasten su dinero, y los necesitados cambien el pan por un par de zapatos, y aún le venderemos los gabazos del trigo.

Aquellos que juran en Samaria por su dios, juntando pecado a sus vidas y dicen: Por tu dios, oh Dan y los del camino de Beerseba, creyendo que juran por Dios verdadero. Por eso, por ese mismo camino perecerán y nunca más se levantarán, ni ellos ni sus dioses.

 Por eso Dios les dice: Así como erraron en mi palabra; andarán errantes por el mundo, desde las fronteras del mar mediterráneo al otro mar; desde el norte hasta el oriente, buscando la palabra de Jehová, y no la hallarán.

En este sentido. En la culminación del tiempo, que transcurren en tres tiempos, uno al final del exilio, otro en su venida en carne, y otro en su venida en gloria. Jehová declara que viene hambre espiritual: no de pan, sino de oír la palabra de Jehová.


Capítulo 9. 
El juicio, el propósito y la restauración de Israel.


La destrucción inminente por el poder de Dios en su juicio, comenzando por su altar que lo han profanado.

El propósito que Dios ha tenido de hacer un pueblo para su Hijo, eligiendo a Israel como pueblo, aunque ellos se negaron a comprenderlo, y destruyeron a su descendencia, despreciando su pacto, Dios los dispersa como castigo y Dios lo restaura en el reino de su Hijo. El reino de Dios.

Todo esto sucedió, y Dios les exhorta porque ellos han ignorado, que fue Dios quien les dio la tierra y los liberó de Egipto.

A pesar de las advertencias, Israel se negó a volver a Dios. Dios envió hambre, sequía, y peste, pero no volvieron a Él.

En todo caso, Dios le declara su Juicio, propósito y la restauración.

    Aunque la destrucción del reino pecador es inminente, Dios promete levantar el tabernáculo de David, despreciado por su pueblo y restaurar la tierra, renovar los campos y reconstruir las ciudades. Un día, los que invocan su nombre vivirán en plenitud bajo su reino. Esta profecía tiene tres tiempos, en el tiempo de la salida del exilio, Dios habla del renuevo de David, y reconstrucción de Israel. El otro tiempo es en su venida en carne, se volvió a reconstruir Israel, y Jesús es el renuevo de David, el Nazareno. Y una tercera restauración de la tierra en general en su venida en Gloria. Es el tiempo cuando Dios restaure a Israel, en el reino de Dios.

Autor. Maritza Moya Noriega.

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