E. Resumen profético del Libro de Amós.
Amós era pastor
de Tecoa, fue llamado por Dios, cuando pastoreaba sus bueyes y recogía higos
silvestres, para anunciar juicio a las naciones, incluyendo a Jerusalén, Israel y Judá. Ya que, para la época, callaban
a los profetas y no les dejaban hablar del mensaje de lo porvenir. El libro
comienza con un juicio directo a Jerusalén, ciudad que ya estaba en Canaán,
cuando Israel conquista a Canaán. Y Judá permitió que Jerusalén habitara con
ella y no la destruyó, como hizo con las otras ciudades. Al transcurrir el
tiempo Dios les hace juicio. Y llama Amós en este tiempo de los reyes Uzías de
Judá y Jeroboán II de Israel.
En el capítulo 1,
el profeta señala una serie de Juicio a las naciones, y Dios declara su
sentencia de juicio irrevocable, por las muchas veces y esta cuarta vez, por
haber transgredido sus leyes.
A Damasco capital
de Siria: por torturar cruelmente a los de Galaad.
A Gaza: Porque en
el momento que el pueblo estaba cautivo, lo entregó a Edom, sin importarle el
lazo de sangre que los unía. Y como cómplice de Gaza esta Tiro, quien procede a
entregárselo a Edom.
A Edom lo juzga:
por perseguir a su hermano sin piedad, con ira perpetua.
Amón: por abrir
los vientres de mujeres embarazadas en Galaad para ampliar sus fronteras en la
tierra.
Moab: por
incinerar los huesos del rey de Edom, acto de extrema vergüenza para la época y
desaprobado por Dios
Capítulo 2, Judá
fue juzgada por menospreciar la ley de Dios, no guardar sus ordenanzas, y
dejarse llevar por la vanidad de su idolatría.
Desde el
capítulo 2 al 6: Se
le determina un juicio a Israel, las causas del juicio se resumen en:
Vendían al justo
por dinero y al pobre por un par de sandalias. Los apremian. Los príncipes y
gobernadores abusaban de poder, explotando al necesitado.
El mal uso de los
objetos empeñados, injustamente lo tomaban de alfombra para adorar a sus ídolos,
sin importarles que el pobre pasaba frío. Y bebían vino con dinero del soborno a
los viñadores, en sus templos de sus ídolos.
Todo esto sucedió,
y Dios les exhorta que han ignorado que fue Dios quien les dio la tierra y los libertó
de Egipto. Por otra parte, para más calamidad y juicio de ellos, Corrompieron
la vida de nazareos dándole vino y embriagándolos y profetas les prohibieron
hablar de la palabra de Dios.
A pesar de las
advertencias, Israel se negó a arrepentirse. Dios envió hambre, sequía, y
peste, pero no se volvieron a Él.
En el capítulo 7,
Dios le hace juicio al rey Jeroboam, y su castigo sobre su descendencia. Este hizo
lo malo ante los ojos de Dios, igual que sus antepasados.
En el capítulo 8.
Dios hace la declaración de su juicio a Israel, con una plomada de medición,
para quitar todo lo torcido, y dejar solo lo bueno de Israel.
Las visiones del
juicio evocan: langostas, fuego, plomada de medición, cesto de higos maduros. El
sacerdote Amasías expulsó a Amós y rechazó el mensaje.
En este sentido.
En la culminación del tiempo, que transcurren en tres tiempos, uno al final del
exilio, otro en su venida en carne, y otro en su venida
en gloria. Jehová declara que viene hambre espiritual: no de pan, sino de oír
la palabra de Jehová.
En capítulo 9: Dios declara su propósito y la restauración. Aunque la destrucción del reino pecador es inminente, Dios promete levantar el tabernáculo de David, despreciado por su pueblo y restaurar la tierra, renovar los campos y reconstruir las ciudades. Un día, los que invocan su nombre vivirán en plenitud bajo su reino. Esta profecía tiene tres tiempos, en el tiempo de la salida del exilio, Dios habla del renuevo de David, y reconstrucción de Israel, otro en su venida en carne, se volvió a reconstruir Israel, y Jesús es el renuevo de David, el Nazareno. Y una tercera restauración de la tierra en general en su venida en Gloria.